lunes, 1 de octubre de 2012

Out of order - Fuera de servicio


Desconectada del mundo; así te sientes cuando eres mamá.

Cuando tarareas canciones de los Cantajuegos en vez de el último single de Kylie Minogue, o cuando vas a un centro comercial no pensando en la variedad de tiendas, sino en si habrá zona de juegos donde el fierecilla pueda guerrear,  y también cuando decides ir al Wok de turno con parque de bolas en vez de a ese restaurante japonés tan sofisticado al que antes de ser mamá te gustaba tanto ir.
Cuando te das cuenta de que el resto de tus amigos ya no te llaman para quedar por las noches porque básicamente no puedes, porque tu hijo no se duerme si no es con tus besos, con tu teta y con tus caricias.
Cuando te das cuenta que el único rato de respiro son los cinco minutos de la ducha pero prefieres bañarte con él y que te llene la boca y los ojos de espuma de jabón, y cuando cedes amablemente tu rato de internet para ponerle en  Youtube El Jardín de los Sueños.

Te sientes desconectada del mundo porque empiezas a vivir en el tuyo propio, ese que está lleno de juguetes en el suelo con los que tropiezas continuamente, en el que es fácil encontrar un trozo de pan duro debajo de los cojines del sofá, en el que el silencio es una mala señal, en el que un tufillo de cacas sobrevuela el ambiente, el que tiene un reloj que no entiende de horarios, en un caos total dentro de una rutina regida por un pequeño tiranillo.

Puede que en algún momento del año, eches de menos salir de fiesta, o tener un rato a solas aunque sea para aburrirte. Cuando has tenido oportunidad de hacerlo, te has dado cuenta de que está bien, de que te has divertido, pero que no era tanto como lo recordabas o que una vez de cuando en cuando es suficiente porque tienes otras cosas más importantes en la cabeza que te llenan más el corazón.

Algún día, mis amigos tendrán hijos, y podré juntarme con ellos de nuevo, y tener también de nuevo intereses comunes, y hablaremos de pañales, de tomas, de alimentación y de educación, compararemos percentiles y nos reiremos de las muecas de nuestros pequeños, y no dejaré de sentirme desconectada del mundo. Pero, a estas alturas.... ¿A quién le importa?

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