jueves, 27 de septiembre de 2012

El peso



Si gente, si, el peso. Ese peso, esa grasa que se instala en todos los recovecos de tu cuerpo, incluso en zonas que pensabas que no podían acumular grasa... ese, ese!.
Estoy harta, en serio. Hace algo más de un año, pasado y bien pasado el embarazo (esa cosa que te revoluciona tanto el cuerpo) y después de verme deformada en fotos, espejos y demás superficies reflectantes (momento morsa, que decía mi marido) decidí hacer la dieta del momento (os doy una pista, empieza por Dukan y acaba por Dukan) la milagrosa que cumple todos los requisitos que se puedan desear en una dieta: que no pases hambre, que adelgaces relativamente rápido y que te haga sentir maravillosa y con ganas de mirar como la flechita de la báscula baja y baja y baja.
Compre el librillo en cuestión, el básico, ese que lanza un mensaje lleno de comprensión:"No consigo adelgazar", sin fotillos ni nada (porque era más barato), y me puse lorzas manos a la obra. Y funcionó, vaya si funciono!!! Unos “cuantos” kilos de ná, unos 16!
No nos engañemos, a ritmo normal, a razón de kilo por semana, gramo arriba gramo abajo. Me emocioné tanto que metí en bolsas mi anterior ropa de gorda y la regalé. (Hala, ta luego!!!)
Empecé a comprarme ropa de "delgada" (una talla 40, no os creáis) y además en tiendas en las que antes ni se me hubiera ocurrido asomar la nariz, emocionadísima, vamos!

Peero, ahora mismo, de pocos en pocos e inexorablemente, (por no cuidarme un pijo, básicamente), estoy engordando otra vez, y esa ropa empieza a quedar justa y a hacer que esas lorzillas rebeldes rebosen alegremente, y ahí entra el pánico: “Que me pongo hoy?? algo que no me haga gorda!! Porqué regalaría ese jersey, que por cierto, que mono era, el de la talla XXXL???"


 
 Hola????


Ja ja ja, permitidme que me ría. No te engañes, me digo, ya que pienso, “el veranito, con sus helados, sus barbacoas, sus cumpleaños...pero una vez pasado, me pongo en marcha, prometido, total, son-un-par-de-kilitos” y hago lo que creo que hacemos muchas, ponernos de comienzo el lunes, que parece que es el día para empezar todas las cosas, como si fuera inconcebible empezarla en otro momento.
Y por eso, llegado el domingo, te das un homenaje con eso de que vas a estar muuuuuuucho tiempo sin poder catar esas cosas tan ricas que engordan, como el fin de fiesta vamos.

Mamá friki " in action"

La historia es que llegado el día en cuestión, y al ver el frigo, dices, contrita: “Como voy a tirar eso, que esta entero, habrá que gastarlo, no?? Así evito tentaciones la próxima vez que lo abra. Y las galletas, y eso croissants que se van a poner duros, y esa pastillita de chocolate solitaria en el armario, y......(como nos autoengañamos, eh??)”

Y al final del día, no haces dieta, estás deprimida y encima te sientes fatal por haberte comido todo eso. Gorda, depre y con ganas de llorar, vaya plan! Te autocastigas una y otra vez “No tienes ni pizca de voluntad tía, eres una gordona... si en un mes y pico te lo has quitao!!, venga, que tu puedes!”

Así que..... sabéis que os digo?, que de este lunes no pasa, prometido!!

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